Café de olla

Hoy me dieron ganas de salir, caminar un poco y, no sé, como estar buscando una idea o algo que apareciera. He estado muy intranquilo estas últimas semanas. No duermo bien y ha regresado la depresión.

Salí temprano del trabajo para ir a ver un trámite del Seguro. No tengo ya el servicio y Diego necesita su atención médica. Después fui a comer. Quería algo diferente.

Ya cansado de la comida cotidiana en las cercanías de trabajo vi algunas opciones. Un plato de birria fue la elección Nada para escribir a casa, pero tampoco estaba mal.

Aproveche para ir mirando a la gente. El caminar, las prisas, los sonidos, los pasos, las miradas, las voces, todo un mundo que pasa diario y no nos detenemos a ver. ¿Qué tanto pasa a nuestro alrededor y pasa desapercibido? Alguna chica quizá llame nuestra tención. Un par de piernas bien formadas entre otras cosas quizá no pueda escapar de nuestra atención.

O que tal la adolescente que se escapó de su casa esta tarde para verse con el muchacho que le provoca nuevas sensaciones, agitación, desvelo. Salió de su casa con su ropa más coqueta para atraer más al joven que puede haber pedido prestado dinero para invitarla al cine o a algún otro lado. Viene con su sonrisa más bella, pensando en lo bien que se la puede pasar.

Pero igual no vemos al niño andrajoso de unos 3 o 4 años que mira con deseo los juguetes o el muñeco de peluche tras el aparador de una tienda. Para el quizá nunca habrá un carro a control remoto, se conformará con carros de plástico baratos pues la economía no da para más.

A nuestro lado pasa la señora de edad avanzada con su lento caminar, sin prisa pues sus pies no dan para más. Irá a la farmacia o a visitar a un familiar para no sentirse sola. Podrá estar regresando de alguna cita médica o simplemente salió para no sentirse encerrada bajo 4 paredes.

Tiene rato ya que no me doy esos momentos para ver alrededor. Me despierto a las 4:30 de la mañana, voy a dejar a diego con su mamá casi diario y casi todas las mañanas voy dormitando en el Metro. Por las tardes el regreso es igual: ir sentado dormitando para tratar de descansar un poco. Aunque me sé fuerte me siento muy cansado ya.

Aprovechando el tiempo me quedé de ver con una muchacha. Nada formal. Dirían actualmente: un “free”. Pasé por ella, compramos unos refrescos y nos fuimos a quitarnos por un momento de nuestras preocupaciones diarias.

Llegue a la casa ya un poco relajado, pero con esa preocupación persistente. Son tiempos de cambios. Como todos los días que no voy por Diego, en la casa veo alrededor para ver qué puedo hacer. Al menos sentarse y escuchar algunas canciones mientras me tomo una cerveza. Pero no, hoy quería algo diferente.

Hay un lugar cerca de mi casa para ir a cenar. Se llama “El asador”. Yo creo que ya pasaron sus mejores tiempos. Aun conserva su diseño interior tipo rústico. Tenía hambre y era hora de cenar, así que decidí ir a este lugar.

Llegué, se senté, me dieron la carta y enfrente tenía una olla, una olla grande de barro, así que pedí un café. Tenía mucho tiempo que no tomaba un café de olla.

Es asombroso como un olor, un sabor, un sonido te recuerdan muchas cosas, En este caso el sabor del café, el hecho mismo que estuviera servido en una taza tipo artesanal, me hicieron recordar muchas cosas. Como ejercicio traté de recordar cuando en casa tomábamos café de olla. Creo que cuando tenía yo unos 6 o 7 años. Recuerdo las ollas de barro que teníamos en casa. Lo mismo se usaba para frijoles, que para un rico café con canela.

Definitivamente hay cosas que nos dan vida. No son solo las cosas nuevas, sino también los recuerdos. Desde hace algunos años he ido a algún café acompañado o solo y he pedido algún capuchino. Me han gustado lugares y otros no. Pero qué diferencia es tomar un café hecho en una olla de barro.

Sabor a tierra, sabor a pueblo, a noches viendo la luna en algún poblado. Solo faltaba estar en casa, sentado en mi sillón, tomando el café bien caliente y escuchando una canción bohemia de Zitarrosa. Pero eso lo dejaremos para otra ocasión.

Ya el próximos días estaré buscando una olla de barro para poder disfrutar de ese café que creo me ha faltado. Si puedes venir claro que estás invitada.